lunes, 8 de septiembre de 2008

Cine del bueno!


Las Trillizas de Belleville: una pequeña, extraña y bizarra película francesa cuya animación parece de los años 30 o 40. Dirigida por Sylvain Chomet es una cinta más dirigida al público adulto que al infantil. Es impecable desde lo estético y tiene un oscuro y hasta gótico estilo visual que lo convierte en una joya de la animación.
La trama nos presenta a Madame Souza, quien ha cuidado desde pequeño a su pequeño nieto Campeón, quien siempre ha soñado con participar en el Tour de Francia de ciclismo y, por supuesto, ganarlo. Durante una competencia de preparación, Campeón es secuestrado por un grupo de mafiosos que se dedican a la explotación de jóvenes, por lo que es llevado a la extraña ciudad de Belleville.
Con el deseo de rescatarlo, Madame Souza y su perro, Bruno, van en su búsqueda de una manera muy poco convencional, topándose con distintos obstáculos en su camino. A la vez, conocen a un trío de veteranas y excéntricas cantantes de vaudeville, quienes en su época de fama y gloria eran conocidas, precisamente, como Las Trillizas de Belleville, quienes se unen al singular grupo con la intención de rescatar al muchacho.

El director recurre a utilizar prácticamente cero diálogo entre los personajes, dando la apariencia de ser una película muda o semi-muda en la que lo importante es la imaginación de quien la está viendo.
Esto no quiere decir que no exista audio, pues las tonadas de jazz muy en el estilo de los 40 y los sonidos ambientales (el movimiento de la bicicleta, el ladrido del perro, la máquina locomotora, etc.) suplen la carencia de diálogo e incluso enriquecen la experiencia visual.
Por si fuera poco, presenta una muy sutil pero ácida crítica al gobierno francés, es impecable la aparición de Charles de Gaulle, que hace del pueblo, ellos las mencionadas trillizas del título – una sociedad que se alimenta a base de ranas.
Las Trillizas de Belleville en una experiencia única que nadie que guste del buen cine se debe perder.

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