domingo, 19 de octubre de 2008

Me lo contó Pajarito


No preguntes adonde te lleva tu vuelo, ¡Vuela!
Pajarito
A quien lea estas páginas:

Esta entrega lleva escritos míos. Ya no tengo adolescentes a mi lado, pero lo que he extraido de ellos, pienso que puede también ser de utilidad para ti.Hay quien me dice que cuando ve un árbol con una copa frondosa, musical por el canto de los pájaros, o cuando ve un animalito abandonado o un conjunto de palomas o un irrepetible atardecer, se acuerda de mi. 0 de lo que yo he ido diciendo a haciendo en el tiempo...Mi manera de ver el mundo.

Y todo se ha dispuesto de modo que te vaya mostrando mi manera de amar y de servir.Escribo con sangre. Con la sangre que ha hecho nacer cada una de estas páginas en el interior de mí. Mi propia sangre. La que me circula dentro, la que me alimenta, la que me recorre íntegra. La que forma la horizontal y la vertical de mi cruz.Nadie en la altura, salvo Dios. Mi estrella. Una estrella que en momentos difíciles, oscuros, parece desaparecer entre las nubes y todo es niebla y al perder mi estrella, pierdo la orientación para ir haciendo camino.

San Juan de la Cruz nos habla de esa noche oscura del alma en la que nos sentimos al desamparo. En sequedad. En vacío. Pero es allí, precisamente, en lo más duro del canino interior, cuando llegamos al fondo de nosotros mismos. Y, poco a poco, nos vamos despojando de lo inútil, y quedamos libres para abrirnos a la riqueza de Dios.Y el vacío debe ser total: de dentro y de fuera. Difícil. Muy difícil. Vivir en desnudez. En esencia. Y tener el alma vacía, desnuda, purificada. Bien sabemos que las luces artificiales, en la noche, iluminan. En el día, en claridad, la falsa luz no alumbra.Y ocurre que nos perdemos a nosotros mismos cuando andamos demasiado entre las gentes. Nos vamos metiendo en el mundo, y casi sin darnos cuenta aflojamos, dejamos pasar cosas, aceptamos. "Todos lo hacen... Todos lo dicen...".¿Cómo quedar fuera, sin los otros? Y es aquí, precisamente, cuando empieza a crecer nuestra soledad.
Camino difícil. Camino de pocos. Camino de quienes apuntan a un blanco único, con una flecha que arranca desde la raíz, que sale de dentro. Que no se distrae fuera; que va en derechura a un blanco que es su blanco. Único blanco para cada ser humano. Un arco tenso, "en un estado de intensísima vigilia espiritual"; concentrado, unificado.Todo se gesta dentro. Y la flecha sale disparada sola. Las fuerzas se nutren dentro. Se controlan dentro, hasta ser un haz. Y la flecha apunta hacia el blanco único. Arco, flecha, distancia, ser humano, se integran en el aire.Si alcanzas el blanco, la flecha vuelve al UNO del que partió, y se fija definitivamente en Él.
María Delia Iturralde
(19/10/30 - 06/01/98)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Conocí a Marîa Delia,en cada letra que leo del texto, me muestra toda la sensibilidad y empatìa que tenia siempre. Respete y quise mucho a su bella persona, me enseño a ver la vida con los ojos del alma.