sábado, 28 de febrero de 2009

Había una vez un circo...



La sabiduría de los Simpson afirma que no hay nada más grotesco o contradictorio que la muerte de un payaso, en nuestro país podríamos cambiar al payaso por una travestí y no cambiaria el sentido de la afirmación.
Ayer la televisión veraniega nos regalo dos momentos que merecen quedar en sus anales: sobre la noche Susana Giménez, en su horario de siempre pero desde la casa de su asesinado decorador haciendo uno de sus alegatos en favor de la seguridad afirmó “al que mata lo tienen que matar”. Sumándose al clan de divas vernáculas que son nostálgicas de los conservadores de la década del ‘30 o del Proceso en el que brillaban en la calle Corrientes.
Sin embargo por la tarde ya habíamos asistido a un espectáculo más patético en los programas chimenteros con motivo del suicidio de Pequeña P, travestí que no pudo brillar como debía por el maquiavelismo de Flor de la V. Por la pantalla chica desfilaron, Sandra Domínguez, que ya sea por un suicidio o porque Carmen Barbieri se indigestó aparece, Vanesa Show, no coment y las infaltables Rikitas que tras estar desaparecidas vinieron a hablar de los 5 minutos de amistad que las unieron a la desaparecida vedette. Era muy emotivo ver como Fernanda Vives le daba el pésame a la familia desde el móvil de Canosa, ¡de ir a la sala velatoria ni hablar!
Al haber elegido con tan buen tino el día viernes para partir al otro mundo Pequeña P le dio sus últimos minutos a los productores de Rial, la Colorada y compañía para producir en todo el fin de semana historias que irán desde un romance con el Facha Martel hasta la aparición de alguna tía con ganas de hacerse famosa a la hora de la tarde.

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