Para mediados de los '90 la provincia de Salta presentaba uno de los peores índices económicos y sociales del país; era una postal de los efectos del neoliberalismo implementado por el menemismo en el poder.
Según un informe de la Dirección General de Estadísticas de la provincia, en mayo de 1993 el porcentaje de hogares pobres era del 33 por ciento, superando el 42 por ciento para 1996. Los salteños con necesidades básicas insatisfechas (NBI) rondaban en un 40 por ciento. Por otra parte, el desempleo alcanzaba a amplios sectores de la población entre otras razones a consecuencia de que la destilería de YPF en el departamento San Martín haya echado unos 2000 empleados; de la privatización del banco provincial que dejó más 250 personas en la calle y la reconversión del banco del Noroeste que despidió a más de 300 empleados. A ello se sumó la compra del ingenio San Martín, en Orán, por parte de una firma norteamericana que dejó a unas 2300 personas desocupadas.
Sin embargo, en el contexto de semejante realidad con motivo de la inauguración del Ciclo Lectivo 1996 el entonces Presidente Carlos Saul Menem brindó el siguiente mensaje a los salteños:
"Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en la provincia de Córdoba, esas naves espaciales van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratosfera, y desde ahí elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar desde Argentina en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida".
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