
El 2008 año se despidió con un hallazgo arqueológico único en la ciudad de Buenos Aires, operarios que trabajaban en la construcción de un complejo de cuatro torres, luego de excavar unos siete metros, a unos diez de la calle Juana Manso, se toparon con piezas metálicas y trozos de maderas. Los obreros utilizaron sólo palas para descubrir esos elementos y, ante la sospecha de que fueran restos arqueológicos, dieron aviso a la Dirección de Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires. No era ni más ni menos que una embarcación, una goleta más que galeón del siglo XVII o XVIII y habría encallado en lo que era un brazo del Riachuelo.
Lo primero que salió a la luz fueron cinco cañones y dos grandes tinajas que se utilizaban para guardar aceite de oliva. Pero a medida que avanzó la excavación, aparecieron una soga, cuerdas, trozos de cuero, más vasijas y ramas de árboles, entre otros objetos. Y poco a poco, comenzó a tomar forma lo inesperado: el casco, de unos 20 metros.
“Sabemos que es una embarcación española porque no encontramos ningún elemento inglés. La hipótesis de que se trata de un galeón de fines del siglo XVII o principios del XVIII es porque no hallamos recipientes de vidrio, que Holanda comenzó a comercializar en 1720”, explicó el arqueólogo MarceloWaisel.
El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, no se quiso perder la ocasión e improvisó una conferencia de prensa para dar cuenta de la importancia del hecho: “Es un premio inesperado de fin de año”, ???celebró, equipado con el casco de rigor, ¡qué grande el ingenieri! “Ojalá hallemos piezas de oro, que serían para hacer obras”, agregó, para aclarar luego, ante la mirada aterrada de los arqueólogos, que se trataba de una broma.
Igualmente un hallazgo más sorprendente que este, sería encontrar alguna estación de subte inagurada por la gestión Macri.
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