Nunca recibí un presupuesto por parte del estado para no
cumplir con mi trabajo.
Nunca viaje al exterior con “modelos”.
Nunca tuve cuentas de dinero en el exterior de las que no
puedo explicar su origen.
Nunca viví en Le Parc en Puerto Madero.
Nunca presenté un escrito acusatorio que jurídicamente no
tiene el menor sustento.
Nunca me quedé con el sueldo de nadie.
Por último, nunca frecuente la embajada norteamericana.
En definitiva, que tranquilidad me da decir que nunca fui
Nisman.
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