El 16 de septiembre de 1955 se derrocaba al Gral. Juan Domingo Perón. Sectores civiles y militares, opositores al gobierno se confabulaban para interrumpir el gobierno constitucional que había sido avalado mayoritariamente en las urnas. El carácter del gobierno iniciado tras del golpe fue revanchista y antipopular. Al "Ni vencedores, ni vencidos" de Lonardi, siguieron los fusilamientos de José León Suarez, el ingreso de Argentina al FMI y la proscripción y persecución del justicialismo.
Como afirmara Arturo Jauretche: "Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor".
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