martes, 11 de diciembre de 2012

Democracia o Corporaciones



El pasado 10 de diciembre nuestro país cumplió 29 años de vivir en democracia. El Día Internacional de los Derechos Humanos para los argentinos remite también al 10 de diciembre de 1983, fecha en que tras los oscuros años de dictadura, los genocidas  del Proceso de Reorganización Nacional se retiraron tras el fallido intento de Malvinas. La crisis social no le dejó margen de acción y en las urnas la población eligió al candidato de la UCR, el Dr. Raul Alfonsín. La campaña del radicalismo se basó el garantizar el retorno del estado de derecho, el respeto de los derechos humanos y el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos en los años de plomo. No es casual que Alfonsín cerrara cada alocución con el recitado del Preámbulo de la Constitución Nacional.
Aquel 10 de diciembre se cerró un ciclo iniciado en 1930 con el primer golpe militar que casualmente derrocó a otro presidente radical, Hipólito Yrigoyen. No es casual tampoco que los golpista llevaran adelante un plan autoritario y corporativista, apoyado por la Sociedad Rural, la Iglesia Católica, la prensa, las Fuerzas Armadas y el capital internacional, representado por importantes petroleras norteamericanas.
En el acto de festejo de la democracia con la consigna “Democracia o Corporaciones” la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo referencia a la Acordada de la Corte que justificó y avaló al gobierno del dictador Uriburu y que sentó un precedente para el resto de los golpes cívico-militares.  Sectores de la prensa, socios o representantes de las mismas corporaciones que avalaron cada interrupción institucional en nuestro país afirmaron que la presidenta atacaba a la Justicia, sin embargo soslayaron que la referencia no era un ataque del Poder Ejecutivo al Poder Judicial sino el indicar la complicidad que muchas veces tuvo la Justicia con poderes que no siempre defendieron el interés nacional.
En la Acordada del 10 de septiembre de 1930, la Corte Suprema de Justicia en la voz de su presidente, el ex presidente del Régimen Conservador José Figueroa Alcorta y el Procurador General, Horacio Rodriguez Larreta indicaba que:
 1. Que la susodicha comunicación pone en conocimiento oficial de esta Corte Suprema la constitución de un gobierno provisional, emanado de la revolución triunfante del 6 de Septiembre del corriente año;
2. Que ese gobierno se encuentra en posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden de la nación y, por consiguiente, para proteger la libertad, la vida y la propiedad de las personas, y ha declarado además, en actos públicos que mantendrá la supremacía de la constitución y de las leyes del país, en el ejercicio del poder;
3. Que tales antecedentes caracterizan, sin duda, un gobierno de hecho en cuanto a su constitución, y de cuya naturaleza participan los funcionarios que lo integran actualmente o que se designen en lo sucesivo, con todas las consecuencias de la doctrina de facto, respecto de la posibilidad de realizar válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él;
4. Que esta Corte ha declarado, respecto a los funcionarios de hecho, que la doctrina constitucional e internacional se uniforman en el sentido de dar validez a sus actos, cualquiera que pueda ser el vicio o deficiencia de sus nombramientos o de su elección, fundándose en razones de policía y necesidad, con el fin de mantener protegido al público y a los individuos cuyos intereses pueden ser afectados, ya que no les sería posible a estos últimos realizar investigaciones ni discutir la legalidad de las designaciones de funcionarios que se hallan en aparente posesión de sus poderes y funciones;
5. Que el gobierno provisional que acaba de constituirse en el país, es pues, un gobierno de facto, cuyo título no puede ser judicialmente discutido con éxito por las personas en cuanto ejercita la función administrativa y política derivada de su posesión de la fuerza como resorte de orden y seguridad social;
6. Que ello no obstante, si normalizada la situación, en el desenvolvimiento de la acción del gobierno de facto, los funcionarios que lo integran desconocieran las garantías individuales o las de la propiedad y otras de las aseguradas por la constitución, la administración de justicia encargada de hacer cumplir ésta las restablecería en las mismas condiciones y en el mismo alcance que lo habría hecho con el ejecutivo de derecho. Y ésta última conclusión, impuesta por la propia organización del poder judicial; se halla confirmada en el caso por las declaraciones del gobierno provisional, que al asumir el cargo se ha apresurado a prestar el juramento de cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes fundamentales de la nación.

Lo que vino después fue el inicio de la década infame, el proyecto fallido de construir un estado corporativo y la llegada al poder  del ala liberal de los golpistas. Podemos afirmar que en 1930 la disputa entre “Democracia y Corporaciones” tuvo un resultado contundente: El derrocamiento del presidente constitucional Yrigoyen y la instauración de la dictadura de corte fascista del General  José Felix Uriburu.

jueves, 6 de diciembre de 2012

El hombre Ilustrado

Trabajo de diez a doce horas, a veces catorce -me dijo- y después a medianoche me voy a bailar, bailar, bailar hasta las cuatro o cinco de la mañana, y me acuesto y duermo hasta las diez y luego arribo a las once a trabajar diez o doce horas y a veces quince. -¿Cómo consigue hacerlo? -le pregunté. -Fácilmente -dijo-. Dormir es estar muerto. Es como la muerte. Así que bailamos, bailamos para no estar muertos. No queremos que eso ocurra...Termino como comencé. Con un amigo camarero parisiense, Laurent, bailando toda la noche, bailando, bailando. Mis melodías y números están aquí. Han llenado mis años, los años en que rehusé morirme. Y para eso mismo escribo, escribo, escribo, al mediodía o a las tres de la mañana. Para no estar muerto.

Ray Bradbury

sábado, 1 de diciembre de 2012

Memorias de Adriano


“Por desgracia, aquellas ensoñaciones eran bellas. Coincidían con las mismas que antaño me habían tentado a abandonarlo todo y seguir, más allá del Cáucaso, las rutas septentrionales asiáticas. Aquella fascinación a la que el emperador avejentado se entregaba como un soñambulo, Alejandro la había sufrido antes que él, realizando casi los mismos sueños y muriendo por ellos a los treinta años.” 

Marguerite Youcernar